Mel Sykes, una podóloga de 42 años, pasó de no poder caminar en línea recta tras ser diagnosticada con una rara afección cerebral hace 18 meses, a terminar un ultramaratón de 430 kilómetros (268 millas) en menos de una semana. Su historia es un verdadero ejemplo de resiliencia.
En el verano de 2023, Mel comenzó a experimentar problemas de equilibrio y dificultades para hablar. Poco después, le diagnosticaron una malformación de Chiari, una condición en la que la parte inferior del cerebro presiona contra el canal espinal, afectando la visión y el equilibrio.
A pesar de la gravedad del diagnóstico y tras someterse a una cirugía para aliviar la presión en su cerebro, los médicos le advirtieron que podría no volver a correr. Sin embargo, su determinación y amor por el running, que ya la había llevado a competir en carreras de hasta 160 kilómetros, le dieron la fuerza para desafiar los pronósticos médicos.
El renacimiento de Mel en el Spine Race
Tan solo 18 meses después de su operación, Mel completó el Spine Race, una de las carreras más extremas del mundo. El recorrido, que inicia en Edale, Derbyshire, y termina en Kirk Yetholm, Escocia, atraviesa 430 kilómetros de terreno montañoso en condiciones extremas. Mel cruzó la meta en 132 horas.
“Estoy en la luna”, declaró Mel tras finalizar. “Solo llegar al inicio de la carrera ya era una victoria para mí. Fue duro, pero sabía que lo sería”.
La carrera presentó retos extremos, como cruzar nieve que alcanzaba la altura de sus muslos durante los primeros dos días. “Hubo tramos que fueron realmente duros, pero hubo otros, como el día soleado en el Muro de Adriano, que fueron hermosos”, contó.
Un camino lleno de obstáculos y fuerza de voluntad
Mel recordó que en 2023 comenzó a notar síntomas como visión doble, que no mejoraron ni con gafas. Más tarde, los hormigueos en el lado izquierdo de su cara, brazo y mano la llevaron a ser diagnosticada con malformación de Chiari en el Hospital General de Leeds, donde recibió tratamiento de urgencia.
“Mel es una paciente realmente inspiradora. Su determinación para recuperarse y volver al ultrarunning es increíble”, comentó el Dr. Ian Anderson, neurocirujano del equipo que la trató.
A lo largo de la carrera, enfrentó desafíos aún mayores. En medio de una tormenta en Yorkshire Dales, sufrió principios de hipotermia y tuvo que refugiarse en un baño portátil para calentarse. Además, a tan solo 2,4 kilómetros de la meta, tropezó mientras corría cuesta abajo, se cayó y se fracturó las costillas.
“He corrido toda la carrera y, aunque me caí un par de veces en el hielo, no pasó nada grave hasta casi el final”, relató.
Un logro inolvidable
A pesar del dolor y el cansancio extremo, Mel terminó la carrera sin ampollas pero con los tobillos hinchados. “Solo he estado durmiendo y comiendo desde que terminé. Estoy completamente agotada”, confesó.
El Spine Race, con sus 430 kilómetros, es una de las pruebas más exigentes en el mundo del ultramaratón, similar al Moab 240 en Estados Unidos. Lo que hace el logro de Mel aún más impresionante es que su recuperación y preparación coincidieron con su proceso de sanación tras una operación cerebral.
La historia de Mel Sykes no solo destaca su fortaleza física, sino también su increíble capacidad para superar las adversidades y encontrar un nuevo equilibrio en su vida, literalmente y figurativamente.