domingo. 15.09.2024

Uno viaja a Estambul bombardeado por la ímproba sucesión de imágenes y vídeos compartidos por quienes ya han visitado la ciudad turca y se empeñan en se extinga el gusto por lo desconocido. Terminado el viaje, la cola de embarque es un buen lugar para pensar en los atardeceres que ha degustado en el Bósforo, en esa piedra que ha lanzado desde Europa y ha colado en Asia y en los perros callejeros estambulíes, musulmanes también algunos de ellos, que aúllan con la llamada al rezo. 

Pero el escapismo acaba, la cola avanza, y uno mira a su izquierda y ve a un hombre con la cabeza rodeada por una cinta y con puntos ensangrentados en el parietal; y ve también a otro con ojeras marcadas y la nariz cubierta por un enorme apósito; y allí, a la derecha, aguarda su turno una mujer en camiseta de tirantes por la que asoman unas vendas que presionan sus pechos. 

Ellos han cambiado el hamam por el quirófano; el palacio de Topkapi, por el bisturí. Son actores protagonistas del denominado turismo sanitariocapitalizado por las cirugías estéticas. Nada nuevo. Nada malo. Pero peligroso si se hace de manera inconsciente y se cae en la trampa de las campañas comerciales agresivas y de los paquetes engañosos de "Vuelo + Hotel + Rinoplastia: 3.000 euros". 

"Yo no dudo de que en Turquía o en cualquier otro país al que los pacientes van a operarse hay clínicas excepcionales que los tratarán adecuadamente. Pero, evidentemente, aquellas que ofrecen este tipo de paquetes por un precio menor de lo que cuesta solo operarse en España, está claro que no operan en las mejores condiciones", cuenta a 20minutos el doctor José Manuel Sampietro, cirujano plástico en la clínica Martín del Yerro & Amselem de Madrid. 

La banalización de la cirugía estética por clínicas 'low cost': "No son cirujanos"