Un estudio dirigido por la Universidad de Birmingham y financiado por el Consorcio de Inmunología de Coronavirus del Reino Unido ha descubierto que muchos pacientes con COVID-19 producen respuestas inmunitarias contra los tejidos u órganos de su propio cuerpo.
La COVID-19 se ha asociado a una serie de síntomas inesperados, tanto en el momento de la infección como durante muchos meses después. No se entiende del todo la causa de estos síntomas, pero una de las posibilidades es que la COVID-19 desencadene un proceso autoinmune en el que el sistema inmunitario se desvía para atacarse a sí mismo.
El estudio, publicado este viernes en la revista 'Clinical & Experimental Immunology', investigó la frecuencia y los tipos de autoanticuerpos comunes producidos en 84 individuos que tenían COVID-19 grave en el momento de las pruebas o en el periodo de recuperación posterior tanto a la COVID-19 grave como a aquellos con una enfermedad más leve que no necesitaron acudir al hospital. Estos resultados se compararon con un grupo de control de 32 pacientes que se encontraban en cuidados intensivos (UCI) por otra razón que no fuera el coronavirus.
Un autoanticuerpo es un anticuerpo (un tipo de proteína) producido por el sistema inmunitario que se dirige contra una o varias proteínas del propio individuo y puede causar enfermedades autoinmunes. La infección puede, en algunas circunstancias, provocar una enfermedad autoinmune. Los primeros datos sugieren que la infección por el SARS-CoV-2 puede desencadenar complicaciones autoinmunes a largo plazo y hay informes que indican que la infección por el SARS-CoV-2 está asociada a una serie de trastornos autoinmunes, como el síndrome de Guillain-Barré.
El estudio descubrió un mayor número de autoanticuerpos en los pacientes con COVID-19 que en el grupo de control y que estos anticuerpos duraban hasta seis meses. Los pacientes sin COVID-19 presentaban un patrón diverso de autoanticuerpos; en cambio, los grupos con COVID-19 tenían un panel más restringido de autoanticuerpos que incluía anticuerpos cutáneos, del músculo esquelético y cardíacos.
Los autores también descubrieron que las personas con COVID-19 más grave eran más propensas a tener un autoanticuerpo en la sangre. "Los anticuerpos que hemos identificado son similares a los que causan una serie de enfermedades autoinmunes de la piel, los músculos y el corazón. Todavía no sabemos si estos autoanticuerpos son los que definitivamente causan los síntomas en los pacientes y si se trata de un fenómeno común después de muchas infecciones o sólo después de COVID-19. Estas cuestiones se abordarán en la siguiente parte de nuestro estudio", detalla el perimer autor del trabajo, el profesor Alex Richter, de la Universidad de Birmingham.