viernes. 22.11.2024

Durante la pandemia la vida sexual de algunas personas fue muy activa mientras que la de otras se desvanecía sin una causa específica, según la nueva investigación de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) las personas que mantuvieron una vida sexual saludable al principio de la pandemia usaron el sexo como un mecanismo de afrontamiento para mejorar su relación con sus parejas, explorar nuevas actividades sexuales y en una variedad de otras formas de adaptarse a la restricciones, el estrés y los cambios en su vida diaria.

Un año después de la pandemia, Liza Berdychevsky, profesora de recreación, deporte y turismo en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, realizó una encuesta en línea a 675 personas para explorar las diferencias entre las personas cuya vida sexual se había esfumado y aquellas cuya vida sexual había fracasado. La muestra era más del 65 por ciento de mujeres, y una proporción similar de los participantes se encontraban en Estados Unidos.

La resiliencia de la vida amorosa de las personas, incluida la frecuencia de su actividad sexual, deseo y satisfacción, se predijo significativamente por su participación en los mecanismos de afrontamiento sexual estudiados, encontró Berdychevsky.

"Estos resultados enfatizan el papel crucial de la experiencia con los mecanismos de afrontamiento y muestran que, en medio de la adversidad y los desafíos relacionados con el Covid-19, muchas personas encontraron formas de adaptar su vida sexual y disfrutar de oportunidades prometedoras", afirma la autora.

Los análisis mostraron que nueve de los mecanismos de afrontamiento tenían un impacto significativo en la vida sexual de las personas. Estos incluían estrategias para establecer objetivos, como usar el sexo para sentirse más deseable; expandir el repertorio sexual de uno a través de la experimentación y tácticas de riesgo, como probar nuevas actividades sexuales o medicamentos; fomentar la intimidad a través del sexo y otras estrategias relacionales; precaución y estrategias logísticas, que incluían ser más selectivo con las parejas o estar atento a las prácticas sexuales seguras; y estrategias de creatividad e innovación, como volverse más lúdico y espontáneo.

Los mecanismos restantes incluían estrategias tecnológicas y en línea, como ver pornografía y usar sexo telefónico; combinar el sexo con sustancias como las drogas y el alcohol; estrategias relacionadas con el contexto, como tener sexo en lugares públicos; usar el sexo para relajarse y otras estrategias de diversión; y estrategias educativas como buscar ayuda profesional o asistir a clases.

De manera consistente, en todas las estrategias y mecanismos de afrontamiento, las personas que los habían probado los calificaron significativamente más útiles que aquellos que no lo habían hecho, asegura Berdychevsky.

En otro artículo, publicado en el 'Journal of Sexuality Research and Social Policy', se investigó más a fondo estos mecanismos de afrontamiento, aclarando sus determinantes de uso y utilidad, y examinando sus impactos en la cantidad y calidad del sexo.

"Todos los mecanismos de afrontamiento se calificaron como significativamente útiles, aunque en diferentes grados", asevera. "Además, el género, la edad, la disponibilidad de una pareja sexual y la existencia de hijos sirvieron como determinantes del alcance de uso y el grado de utilidad de los diferentes mecanismos de afrontamiento", añade.

Entre los que participaron en la encuesta, el 69 por ciento aseguró usar el sexo como una fuente de placer, mientras que el 62 por ciento indicó que era un medio para aumentar la intimidad o el vínculo con su pareja. Un poco menos, el 55 por ciento, dijo que era una fuente de relajación o alivio del estrés, y alrededor del 53 por ciento indicó que trataba el sexo como una actividad de ocio, según el estudio.

Los encuestados consideraron las estrategias educativas, la innovación y la experimentación, y las estrategias de diversión como las más útiles. Sin embargo, los participantes que usaron mecanismos relacionales de afrontamiento reportaron una mayor satisfacción con su vida sexual, dice Berdychevsky.

Aunque las herramientas y los recursos en línea se usaron con bastante frecuencia, los participantes los clasificaron entre sus opciones menos útiles, según revela el estudio.

Las mujeres eran significativamente más propensas a participar en actividades sexuales para perseguir objetivos, beneficiar sus relaciones y utilizar estrategias logísticas y de precaución en comparación con los hombres. Las mujeres calificaron las estrategias de afrontamiento, como usar el sexo como fuente de creatividad, placer o diversión, y las estrategias educativas como más útiles que los hombres del estudio. El deseo sexual fue impulsado por el género y fue mayor para los hombres que para las mujeres.

"Los resultados de este estudio pueden ayudar a académicos y profesionales a prevenir o mitigar el deterioro de la vida sexual de las personas, así como otras crisis y factores estresantes", afirma Berdychevsky. "Es fundamental capacitar a las personas sobre recursos y estrategias de afrontamiento sexual para proteger su bienestar sexual y su calidad de vida", añade.

En otro artículo de este estudio, Berdychevsky y los coautores Jacinda K. Dariotis, profesora de desarrollo humano y estudios familiares, y el estudiante de doctorado Damien Cavanaugh examinaron cómo la vida sexual de las personas había cambiado aproximadamente un año después de la pandemia para parejas y no parejas e identificó los determinantes de estos cambios.

Los hallazgos, publicados en el 'International Journal of Sexual Health', revelaron disminuciones significativas en la frecuencia, calidad y diversidad de los comportamientos, el deseo y la satisfacción sexuales. Según el estudio, estas tendencias estaban ligadas a características sociodemográficas, factores psicológicos y los impactos logísticos de la pandemia.

"Los efectos psicológicos de la pandemia durarán un tiempo, incluso con la 'nueva normalidad', y esto se sentirá en la expresión y las relaciones sexuales", asegura Berdychevsky.

Vinculan la vida sexual saludable durante la pandemia con un mecanismo de afrontamiento