Lo s duques de Sussex dan la bienvenida a su segunda hija, a la que han llamado Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, en honor a sus bisabuela, la reina Isabel a su abuela, la difunta princesa Diana.
Lilibet "Lili" Diana Mountbatten-Windsor, octava en la línea de sucesión al trono británico, el viernes a las 11:40 en California, en el hospital Santa Bárbara. Ha pesado 3,5 kg y, tanto la madre como ella, están sanas y en perfecto estado, según anuncian los duques de Sussex. Es la undécima bisnieta de la reina Isabel y la primera en nacer fuera de reino Unido.
"El 4 de junio fuimos bendecidos con la llegada de nuestra hija, Lili. Ella es más de lo que podríamos haber imaginado, y seguimos agradecidos por el amor y las oraciones que hemos sentido de todo el mundo. Gracias por su continua amabilidad y apoyo durante este momento tan especial para nuestra familia" afirman en el comunicado.
La familia real británica ha felicitado a la pareja: “La reina, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles, y el duque y la duquesa de Cambridge han sido informados y están encantados con la noticia del nacimiento de una hija para los duques de Sussex", dijo el portavoz del Palacio de Buckingham.
Boris Johnson, primer ministro británico, también ha felicitado a los duques por el nacimiento de "Lili". "Muchas felicitaciones al duque y la duquesa de Sussex por el nacimiento de su hija", escribe en un tweet.
Tras el aborto sufrido por Meghan el año pasado, en febrero anunciaron con alegría que "podemos confirmar que Archie va a ser un hermano mayor".
Archie Mountbatten Windsor, su hijo mayor, cumplió el 6 de mayo, 2 años. El niño, séptimo en la línea de sucesión al trono, estuvo por última vez en Reino Unido el otoño de 2019, antes de que los Sussex se fueran a pasar la Navidad a Canadá.
Meghan y Harry, hace un año se desligaron de la familia real británica en lo que se bautizó como el Megxit. Ahora viven en una mansión de 14,6 millones de dólares en Los Ángeles, California, donde también vive la madre de la duquesa.
El pasado mes de marzo, los duques concedían una entrevista polémica a Oprah Winfrey, en la que acusaban a la familia real de racista y Meghan relató un intento de suicidio.
