En un mundo tan digitalizado, el lápiz y el papel son cada vez más reemplazados por pantallas y teclados en las aulas. Ahora, un nuevo estudio ha investigado las redes neuronales en el cerebro al escribir a mano y a máquina, y ha demostrado que la conectividad entre diferentes regiones del cerebro es más elaborada cuando las letras se forman a mano.
Esta conectividad cerebral mejorada, que es crucial para la construcción de la memoria y la codificación de la información, puede indicar que escribir a mano favorece el aprendizaje.
A medida que los dispositivos digitales reemplazan progresivamente al lápiz y al papel, tomar notas a mano es cada vez menos común en las escuelas y universidades. Se recomienda utilizar un teclado porque suele ser más rápido que escribir a mano. Sin embargo, se ha descubierto que este último mejora la precisión de la ortografía y la recuperación de la memoria, aunque sólo sea porque el lápiz y el papel quedan excluidos de la seguridad de las funciones de autocorrección.
Para descubrir si el proceso de formar letras a mano daba como resultado una mayor conectividad cerebral, investigadores de Noruega indagaron en las redes neuronales subyacentes involucradas en ambos modos de escritura.
"Demostramos que cuando se escribe a mano, los patrones de conectividad cerebral son mucho más elaborados que cuando se escribe a máquina en un teclado", dijo la profesora Audrey van der Meer, investigadora del cerebro de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología y coautora del estudio publicado. en Fronteras de la Psicología.
"Se sabe que una conectividad cerebral tan extendida es crucial para la formación de la memoria y para codificar nueva información y, por lo tanto, es beneficiosa para el aprendizaje".
Los investigadores recopilaron datos de EEG de 36 estudiantes universitarios a quienes se les pidió repetidamente que escribieran o teclearan una palabra que aparecía en una pantalla. Al escribir, utilizaron un bolígrafo digital para escribir en cursiva directamente en una pantalla táctil.
Al escribir, usaban un solo dedo para presionar las teclas de un teclado. Se registraron EEG de alta densidad, que miden la actividad eléctrica en el cerebro utilizando 256 pequeños sensores cosidos en una red y colocados sobre la cabeza, durante cinco segundos para cada indicación.
La conectividad de diferentes regiones del cerebro aumentó cuando los participantes escribieron a mano, pero no cuando escribieron a máquina.
"Nuestros hallazgos sugieren que la información visual y de movimiento obtenida a través de movimientos de la mano controlados con precisión cuando se usa un bolígrafo contribuye en gran medida a los patrones de conectividad del cerebro que promueven el aprendizaje", dijo van der Meer.
Los lectores observadores podrían haber sentido una señal de alerta ante la mención de un lápiz digital y una pantalla táctil, ya que el objetivo era descubrir las redes neuronales subyacentes a la escritura con lápiz y papel, pero los investigadores confían en que las acciones son las mismas a cuandol cerebro está preocupado.
"Hemos demostrado que las diferencias en la actividad cerebral están relacionadas con la cuidadosa formación de las letras al escribir a mano y al mismo tiempo hacer un mayor uso de los sentidos", explicó van der Meer. Dado que es el movimiento de los dedos realizado al formar letras lo que promueve la conectividad cerebral, también se espera que la escritura impresa tenga el mismo efecto.
Por el contrario, el simple movimiento de pulsar una tecla con el mismo dedo repetidamente resulta menos estimulante para el cerebro.
“Esto también explica por qué los niños que han aprendido a escribir y leer en una tableta pueden tener dificultades para diferenciar entre letras que son imágenes especulares entre sí, como la 'b' y la 'd'. Literalmente no han sentido con sus cuerpos lo que se siente al producir esas letras”, dijo van der Meer.
Sus hallazgos demuestran la necesidad de darles a los estudiantes la oportunidad de usar bolígrafos, en lugar de tener que escribir durante la clase, dijeron los investigadores. Directrices para garantizar que los estudiantes reciban al menos un mínimo de instrucción en escritura a mano podrían ser un paso adecuado.