Un informe elaborado por la Organización Mundial de la salud (OMS), el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) y la Confederación Internacional de Matronas (ICM) ha avisado de que el mundo necesita 900.000 matronas para mejorar la atención a embarazadas y recién nacidos.
De hecho, en el trabajo se señala que la crisis del COVID-19 no ha hecho más que exacerbar estos problemas, ya que las necesidades de salud de las mujeres y los recién nacidos se han visto "ensombrecidas", los servicios de maternidad se han interrumpido y las matronas han prestado ayuda en otros servicios sanitarios.
Asimismo, un análisis realizado para este informe, publicado en 'The Lancet' en diciembre pasado, mostró que contar con todos los recursos de la atención prestada por matronas para 2035 podría evitar el 67 por ciento de las muertes maternas, el 64 por ciento de las muertes de recién nacidos y el 65 por ciento de los mortinatos. Por tanto, podría salvar aproximadamente 4,3 millones de vidas al año.
"La desigualdad de género es un factor no reconocido de esta enorme escasez. La continua falta de recursos de la fuerza laboral de partería es un síntoma de que los sistemas de salud no priorizan las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas, y no reconocen el papel de las matronas, la mayoría de las cuales son mujeres, para satisfacer estas necesidades", han señalado las organizaciones.
En este sentido, han recordado que las matronas no solo atienden los partos, sino que también brindan atención prenatal y posnatal, así como una variedad de servicios de salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar, la detección y el tratamiento de infecciones de transmisión sexual, y defienden los derechos de la mujer.
"A medida que aumenta el número de matronas y pueden brindar atención en un entorno propicio, la salud de las mujeres y los recién nacidos mejora en su conjunto, lo que beneficia a toda la sociedad", han dicho las organizaciones, para destacar la necesidad de aumentar la inversión en la educación y capacitación de estas profesionales, así como en los servicios en los que ejercen sus funciones.