Estado Islámico ha quedado "degradado" en Siria e Irak, países en los que hace una década consiguió instaurar su 'califato', pero aún sigue suponiendo una amenaza a la que no hay que perder de vista. Esa es la conclusión a la que llegan sendos informes elaborados por un comité de la ONU y el inspector general del Pentágono, en un momento en que Estados Unidos precisamente está negociando con Irak la retirada de la coalición internacional contra el grupo terrorista.
Según el comité de la ONU encargado de dar seguimiento a las sanciones contra Al Qaeda y Estado Islámico, este último grupo terrorista "sigue actuando como una insurgencia de baja intensidad con células terroristas encubiertas que residen principalmente en zonas remotas y rurales".
"Sus capacidades militares se han degradado, pero persiste como amenaza, ya que se adapta a la presión antiterrorista aprovechando las lagunas de seguridad", subraya el documento publicado a finales de enero y al que ha tenido acceso Europa Press.
En este entido, advierte de que el grupo, que cuenta con entre 3.000 y 5.000 combatientes entre los dos países, "aprovecha cualquier cese o desviación de la presión antiterrorista para resurgir, aprovechando la dinámica geopolítica local y regional" e incide en el riesgo de propagación a los países vecinos de la violencia de Estado Islámico.
Estados Unidos inició a finales de enero conversaciones con el Gobierno iraquí para la retirada de las tropas de la coalición internacional contra Estado Islámico, creada en 2014 en plena expansión del grupo terrorista y compuesta en la actualidad por más de 80 países, entre ellos España.
En el marco de la operación 'Resolución Inherente', Washington cuenta con 2.500 efectivos en Irak, mientras que España tiene desplegados unos 180 militares. El cometido de todos ellos, desde 2021, ya no es combatir directamente a Estado Islámico sino ayudar a adiestrar y entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes para que puedan asumir esta labor. El Gobierno iraquí considera que ya ha llegado ese momento.
La retirada de Irak tendría un impacto en la presencia estadounidense en la vecina Siria, donde tiene desplegados unos 900 efectivos en el noreste, puesto que dependen de las tropas en suelo iraquí sobre todo a nivel logístico. En este sentido, en las últimas semanas también ha habido informaciones que apuntan a una retirada estadounidense también de este país.
ESTADO ISLÁMICO, MILITARMENTE DERROTADO
El informe elaborado por el inspector general del Pentágono, que abarca el último trimestre de 2023, coincide con el del comité de la ONU, en que "Estado Islámico sigue operando en modo supervivencia tanto en Irak como Siria" y está "militarmente derrotado, incapaz de organizar grandes y complejos ataques" tanto en estos países como fuera de ellos.
Sus capacidades han quedado "gravemente degradadas" como lo demuestra la cifra de ataques, su sofisticación y complejidad, así como el número de artefactos explosivos improvisados empleados en ellos, la diversidad de los objetivos y la actividad próxima a los núcleos urbanos, explica el informe del Pentágono remitido al Congreso, al que ha tenido acceso Europa Press.
Por lo que se refiere a Irak, el comité de la ONU, que elabora su informe en base a la información que suministran los estados miembro y abarda el segundo semestre de 2023, indica que las operaciones siguen "estando limitadas en gran medida por la presión antiterrorista", después de que las fuerzas iraquíes hayan desarticulado "células durmientes" pero sigue perpetrando "atentados periódicos" y reponiendo sus filas.
En opinión del Pentágono, "Estado Islámico da prioridad a su propia seguridad en Irak sobre la realización de ataques frecuentes". El grupo terrorista "explota las brechas de seguridad entre las fuerzas federales de Irak y las del Kurdistán iraquí". La estrategia se centra principalmente en el desgaste de las fuerzas de seguridad y en intentar recuperar el apoyo de la población "presentándose como el defensor de los suníes".
En este país, el grupo terrorista actúa principalmente en torno a Bagdad y en las provincias de Kirkuk, Diyala, Saladino y Nínive mediente "pequeñas células descentralizadas", según el informe de la ONU, y emplea "armas ligeras y artefactos explosivos contra funcionarios gubernamentales y de seguridad, líderes comunitarios, civiles e instalaciones militares".
INTENSIFICACIÓN DE ATAQUES EN SIRIA
Por lo que se refiere a Siria, este documento resalta que Estado Islámico "ha intensificado sus ataques desde noviembre", empleando el desierto de Badia, en el centro del país, como "centro logístico y de operaciones con entre 500 y 600 combatientes".
Esta zona, junto con las provincias de Deir Ezzor y Homs, en las que también opera, están fuera del área de operaciones de la coalición internacional, ya que están controladas por el régimen de Bashar al Assad. Además, el grupo cuenta con 20 células activas con unos 250 o 300 combatientes en las provincias de Deráa y Suwayda, en el sur.
Según el informe del Pentágono, Estado Islámico no ha conseguido restablecer su influencia en los centros de población suníes y se enfrenta a una "creciente presión por parte del régimen sirio y de las fuerzas rusas" que le apoyan. En este sentido, el grupo terrorista ha llevado a cabo varios ataques contra objetivos del régimen de Al Assad el último de ellos esta misma semana que dejó una decena de militares muertos en la provincia de Hama.
En Siria, "un Estado Islámico debilitado plantea una escasa amenaza a las fuerzas de la coalición y los intereses estadounidenses", destaca el Departamento de Defensa. Estados Unidos tiene desplegados unos 900 efectivos en el noreste del país apoyando a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), integradas en su mayoría por combatientes kurdos sirios.
Ambos informes coinciden en señalar que Estado Islámico ha sabido aprovechar las tensiones entre las FDS y las tribus locales, consiguiendo liberar a algunos de sus combatientes en las prisiones de las FDS e intensificando el reclutamiento. Además, según la ONU, "sigue aprovechando la porosidad de la frontera entre Irak y Siria".
NO SE PUEDE DESCARTAR QUE RESURJA
Así las cosas, el Pentágono reconoce que el grupo "sigue siendo una influencia potencialmente desestabilizadora y no se puede descartar su resurgimiento". En este sentido, preocupa en particular su capacidad de adoctrinar y entrenar a jóvenes en los campos de desplazados que hay en esta zona de Siria, en particular el de Al Hol, donde las malas condiciones de vida son un caldo de cultivo perfecto.
Las FDS cuentan con 22 centros de detención en los que hay unos 9.000 milicianos de Estado Islámico, según una estimación del pasado agosto recogida en el informe. De estas instalaciones, de acuerdo con la coalición contra Estado Islámico, ocho están en riesgo de ataque o de intentos de fuga por parte de los detenidos y requieren "mejoras inmediatas" que por el momento no se han acometido.
Según el informe estadounidense, el entrenamiento de los guardias de las FDS para los centros de detención y los campos de desplazados "va con retraso", en gran medida por una "falta de compromiso" de estos con su formación.
En otro orden de cosas, el Pentágono asegura que los ingresos de Estado Islámico "siguen disminuyendo" hasta tal punto de que el grupo terrorista es "incapaz de cumplir con sus obligaciones financieras, en especial el pago a familiares de milicianos muertos o encarcelados". Además, sus líderes cobran "esporádicamente, probablemente varios cientos de dólares al mes", mientras que los combatientes no están recibiendo dinero.