"A mis hermanos confesores, les pido: por favor, perdonad todo, perdonad siempre, sin meter el dedo en la conciencia. Dejad que la gente diga sus cosas y vosotros decididlo con Jesús, con la caricia de vuestra mirada, con el silencio de vuestra confesión. El sacramento de la confesión no es para torturar, sino para dar paz. Perdonadlo todo, como Dios os perdonará todo", ha pedido Francisco en su homilía de la liturgia penitencial con la que ha inaugurado la iniciativa cuaresmal '24 horas para el Señor', promovida por el Dicasterio para la Evangelización.
El Pontífice se ha desplazado en coche desde el Vaticano hasta la parroquia romana de Santa Maria delle Grazie, una costumbre que había sido cancelada durante la pandemia.
El Papa ha reclamado así que el sacramento de la Reconciliación no se convierta en "un tribunal humano al que temer, sino un abrazo divino con el que consolarse".
"Una de las cosas más bellas del modo en que Dios nos acoge es la ternura del abrazo que nos da", ha señalado Francisco en un discurso que ha sido totalmente improvisado.