El objetivo del Hospital Vall d’Hebrón, en Barcelona, es conocer las emociones de sus pacientes en profundidad a través de las pizarras que ha implantado en sus habitaciones. Es una vía de comunicación escrita que abrirá paso entre los sanitarios al cargo de estos niños y ellos.
"La pizarra es un elemento que permite descubrir cosas que a veces con una pregunta no es suficiente. Es la excusa perfecta para poder entablar una conversación”, defiende Ramiro Artegón, enfermero del Hospital.
Los profesionales de atención emocional crean la pizarra "todo sobre mi", que llega como una herramienta fundamental, aparte de un medio para los pequeños, para conocer lo que les ocurre. “Gracias a la información que los niños expresan, nos permite adaptar la atención y los cuidados. Si en la pizarra pone que al niño no le gustan las agujas, ya sabemos que debemos tener especial atención si hacemos una analítica de sangre o ponemos una vía", explica María Ángeles Aceituno, responsable de hospitalización pediátrica del hospital.
Los niños ingresados en oncología también disfrutan con la pizarra, nadie les dice que no juegue o que no la utilicen para otras cosas aparte de expresar sus sentimientos. La iniciativa ha tenido una gran acogida por parte de los pacientes. “Fue instalarla y ellos automáticamente, sin instrucciones previas, empezaron a expresar cómo se sentían”, recuerda impactada María Ángeles.l