La victoria del Real Madrid ante el Sevilla daba un golpe de efecto en la Liga, demostrando que los blancos saben remontar y sobreponerse a todos los baches del camino. La Xavineta, por el contrario, ha demostrado que con el más mínimo bache falta la gasolina para subirlo y no descarrilar.
Ayer en el Camp Nou la grada de animación no se presentó a un partido crucial para continuar persiguiendo al Real Madrid en su intento desesperado para aferrarse a la Liga. Xavi salió con Memphis de delantero, sorpresa para todos, dejando a uno de los máximos goleadores en el banquillo. Por su parte, el Cádiz jugó con su equipo "b", pareciendo que no tenían mucha fé en el encuentro, pero fue todo lo contrario.
El equipo de Sergio González estaba pensado y medido para salir a la contra con mayor velocidad, con hombres rápidos en las bandas como Salvi y Rubén Sobrino, para sumarse al ataque rápidos, con un Lucas Pérez de titular que ya sabía lo que era marcarle al Barcelona en el Camp Nou y que acabaría repitiendo la historia.
Primera Parte y Choque de Estilos
Sería de necios negar que el Barcelona tendría el control del balón en la gran parte del partido dominando este con su gran juego de pases, mientras que el Cádiz, muy cómodo en defensa, sin colgarse del larguero, esperaba a un error ofensivo del Barcelona o un bueno robo para salir rápido a la contra y dar algún susto.
El Barcelona salió con buenas intenciones en los primeros 15 minutos, apretando a un Cádiz muy sólido y que no se veía afectado por los ataques culés. El Barcelona carecía de ideas en los últimos metros y se veía relegado a disparar contra la meta de Ledesma desde fuera del área y sin peligro. El Cádiz mientras tanto necesitaba poco para llegar a la portería de Ter Stegen, con dos o tres toques y largas carreras de sus velocistas asustaban a una blanda defensa del Barcelona sin Araujo ni Pique.
El Barcelona estaba recordando ofensivamente a la época de Koeman, donde muchos pases horizontales y mucho posesión tenían, pero poca profundidad y peligro para el equipo contrario, que solo tenía que defender con peligro a Dembelé. El extremo francés tuvo la más clara para el Barcelona, regateando a medio Cádiz, para luego con pierna derecha intentar el disparo raso ajustado que, Ledesma con una magnífica intervención evitaría que entrase en la portería.
La más clara de toda la primera parte, a pesar de toda la posesión de los de Xavi, la tendría el equipo de Sergio González, pues en una contra de libro, Rubén Sobrino daba un pase de la muerte que dejaba a Lucas Pérez prácticamente solo ante Ter Stegen. El delantero gallego del Cádiz fallaría el disparo rozando el palo izquierdo del meta alemán lamentándose por haber fallado una que para un delantero de su categoría, debería haber entrado.
Conan Ledesma Bárbaro y Choque de Realidad
La segunda parte comenzaba y el Barcelona seguía con la misma idea de juego, ante un Cádiz que ya podía haber herido al Barcelona e iba a continuar por la misma senda, por el buen camino, como diría el propio Xavi, un camino que les llevó a causar una contra espectacular donde el Pacha Espino centraría al área, Sobrino remató de cabeza y Ter Stegen paró en dos tiempos, pero Lucas Pérez fue el más listo de la clase ante la gran pasividad defensiva culé y empujó el tercer rechace a la red.
El público del Camp Nou pitaba resignado con sus jugadores y su juego. Estaban sin ideas, solamente confiaban en un Dembelé, que más allá de los regates y desbordes que pudieran crear peligro, carecía de puntería de cara a puerta. El Cádiz se plantó aún mejor con la entrada de Aubameyang en lugar de Memphis y los cambios de Xavi que pasaban por la entrada del delantero en mejor estado de forma del Barcelona, Luuk De Jong.
El Barcelona seguía moviendo la bola de un lado a otro, esperando que en alguna acción individual de Adama por derecha o de Dembelé por izquierda sacase el peligro necesario para empatar el marcador. Pero aquí llega el momento de recalcar dos cosas. El alto nivel de la defensa del Cádiz en todo el partido, rechazando todo tipo de centros y aguantando las embestidas por banda, y el gran papel de Conan Ledesma el día de ayer, que se hizo inmenso y paraba todo lo que le tirasen, de manera más o menos ortodoxa, pero efectiva.
La realidad con el partido de ayer es que cualquier equipo en necesidades por el marcador, aunque sea el Barcelona de "fútbol champagne" de Xavi, donde además de ganar se les exige jugar bien, como bien dijo en rueda de prensa antes de su partido ante el Frankfurt, todos acaban ante la desesperación metiendo balones al área y confiando en un buen centro, un rebote o un milagro para ganar, un choque de realidad al estilo de Xavi y de la falsa seguridad que ha estado creando en el aficionado culé, cuando físicamente y en cuanto a fútbol han estado peores que sus rivales.
El Cádiz no solo tuvo la del gol, pues pudo haber sentenciado el partido en una contra de libro, una vez más. Esta ocasión fue por banda derecha con una gran internada de Iván Alejo, que pasó atrás para Alex Fernández y este falló el disparo inexplicablemente, pero que valió para demostrar que, a pesar del bombardeo de balones al área y acumulación de delanteros culés en la misma, el Cádiz se mereció ganar incluso por más goles.
El Barcelona no pudo con un Cádiz que con esta victoria sale momentáneamente del descenso a pesar de los tristes e impotentes canticos del Camp Nou de "A Segunda Oe", fruto de la desesperación contra un equipo que había dado un recital de como inutilizar al Barcelona de Xavi y muestra de la poca autocrítica de los aficionados blaugranas con el técnico exjugador. El Barcelona se despide de la liga en una temporada desastrosa donde lo extradeportivo ha llamado más la atención que lo deportivo y donde Xavi de 5 títulos posibles ha perdido los 5.