Nunca un partido entre Lakers y Thunder había tenido tanta expectación por el público asistente como el del pasado 7 de febrero celebrado en el Crypto Arena de Los Ángeles. Y no era para menos, pues el Rey de la NBA, LeBron James, estrella de los Lakers y futuro Hall of Fame de la NBA estaba a 36 puntos de convertirse en el máximo anotador de la historia de la NBA, superando a, nada más ni nada menos, que Kareem Abdul-Jabbar.
El propio Abdul-Jabbar estaba presente en primerísima fila, para no perderse ni un solo detalle del que podía llegar a ser un momento histórico de la competición. Y es que ese momento tan mágico acabó dándose. A 10,9 segundos de finalizar el tercer cuarto de juego, llegó el momento. Tras un pase de Russell Westbrook, James se sacó de la manga un bonito reverso con "fade away" para anotar de dos y conseguir el histórico récord, con todo el pabellón angelino en pie.
Había un nuevo inquilino en el pedestal de máximo anotador de la competición, el Rey se volvía a poner la corona. “Kareem, mucha gente pensó que nunca se batiría”, le espetó Adam Silver, comisionado de la NBA, a Abdul-Jabbar cuando el encuentro se detuvo. LeBron estaba visiblemente emocionado, probablemente recordando todo el duro trabajo desde niño, hasta el momento de lanzar ese último tiro, desde que debutó en la NBA en 2003.
Llegó el momento y, en un precioso gesto para el recuerdo, Kareem Abdul-Jabbar tomó el balón y se lo cedió a LeBron, en un bonito momento de paso de antorcha, para el que, para muchos, es ya el mejor jugador de la historia. Los Lakers perdieron, pero el resultado pasó a un segundo plano, después de que se hiciese historia.