El Barcelona de Xavi se queda fuera de su tercera competición en tan solo 4 meses del ex futbolista en los banquillos de Camp Barça. Un gran Athletic Club que supo plantear el partido a las mil maravillas, neutralizó a un F.C Barcelona que se agarró al partido en los minutos finales de la segunda parte con un gol afortunado de Pedri.
San Mamés latía con su equipo, el estadio respiraba ambiente de noche mágica de Copa del Rey, los dos equipos con más Copas del Rey se enfrentaban una vez más cara a cara en una fase medianamente avanzada del torneo y el ambiente era inmejorable. El Athletic en San Mamés es otro equipo, y eso quiso demostrar desde un principio con una intensidad y ritmo de partido dificil de seguir para los de Xavi, una convocatoria culé que dejaba al que estaba siendo su mejor efectivo en la grada, Dembelé.
A pesar del fútbol control al que nos acostumbra el Barcelona el Athletic no solo salió a demostrar que tenían más intensidad y ganas de ganar que el rival, el Athletic se mostró mejor en cuanto a fútbol se refiere, el conjunto de Marcelino supo manejar muy bien la pelota cuando debía y cuando salir a la contra si era necesario. La sensación en el campo era de una superioridad absoluta por parte de los leones, superioridad que en la primera parte llevaron a los de Marcelino ponerse por delante en el marcador nada más empezar el encuentro, con un sutil toque medido de Muniain al palo largo de Ter Stegen el Athletic se adelantaba.
El miedo empezaba a calar en el Barcelona que, más allá de tener la pelota y manejar posesiones largas no estaba poniendo en demasiados problemas a los leones, que seguían presionando intensamente y jugando bien a la pelota. En el minuto 20 tras una larga posesión del club azulgrana, otra obra de arte llegaría a la Catedral, desde las botas de Ferrán Torres saldría un disparo con mucha curva dirección la escuadra del portero vasco. El fichaje del mercado invernal aparecía cuando más se le necesitaba.
Lejos de cambiar la dinámica del partido con el empate, los de Marcelino continuaron atacando con la posibilidad de incluso adelantarse en varias ocasiones de nuevo en el marcador. Las oportunidades no fueron convertidas por los leones que olían la sangre, pero no culminaban al Barcelona con dos claras ocasiones, la primera de Sancet, que aprovechó el despiste en defensa de Piqué y Dani Alves, y la segunda en un córner donde Ter Stegen se vistió de santo salvando el cabezazo de Raul García bajo palos.
Ya en la segunda parte la tónica del partido era la misma, aun habiendo corrido más, los de Marcelino parecían más frescos y vivos físicamente que el conjunto culé. Todas las segundas jugadas, rebotes y duelos eran para los leones que, buscaban el segundo gol saliendo valientes al ataque con un Muniain muy superior al centro del campo del Barcelona, siendo claramente el mejor del partido.
Iñaki Williams salió al terreno en lugar de Sancet, que se retiró dlesionado. El cuadro rojiblanco se merecía ir por delante en el marcador pero por muchos goles, las ocasiones no estaban para nada parejas, pero los leones estaban perdonando mucho, sobre todo Raúl García. En ese momento llegó la jugada más fortuita del encuentro. Tras un tiro al larguero de Iñaki Williams, el Athletic tenía una peligrosa falta lateral cercana al área del Barcelona. Muniain la puso con veneno al segundo palo donde Berenguer pudo haber marcado el 2-1 de no ser por el paradón de Ter Stegen. Sin embargo, el balón quedó en el área pequeña donde Piqué e Iñigo Martínez pelearon por él, con la fortuna de que este acabó dentro de la portería.
San Mamés se volvía loca, el Athletic estaba ganando al Barcelona y tras varios intentos por fin había llegado el gol, por como se estaba dando el juego el partido parecía acabado, pero nada más lejos de la realidad. Pues el fútbol es a veces caprichoso e injusto y así sería con el Athletic. En el último minuto de descuento, una chilena fallida de Dani Alves asistiría a Pedri, que dentro del área empujaría el balón para empatar, injustamente, el partido y llevando el encuentro a la prórroga.
Una prorroga donde San Mamés no se vino abajo. Un tiempo extra donde el Athletic tiraría de casta, valentía e identidad, dominando una vez más al Barcelona y sin hundirse ante el empate. Con un físico y aguante espectacular que el Barcelona en esas alturas del encuentro no podía igualar, el encuentro parecía encaminarse al empate definitivo y a decidirse desde la tanda de penaltis, pero la mano de Jordi Alba tenía otros planes.
En un centro desde el lateral del área por parte de Nico Williams el balón impactaría dentro del área en el brazo extendido del lateral culé, que intentaba tapar la acción. Tras algo de suspense y tensión el árbitro revisando la jugada en el VAR decidió pitar penalti a favor del Athletic, y quien lo iba a tirar si no era Iker Muniain. El capitán de los leones había sido el mejor del partido y quería ser el encargado de terminar la eliminatoria. Ni las palabras de Piqué pudieron distraer al jugador vasco que, sin ponerse nervioso, batió a Ter Stegen y le dio el pase a cuartos de final al Athletic, en una noche mágica de fútbol en San Mamés.