Jordi Xammar (Barcelona, 1993) ha logrado el estado de felicidad en Tokio 2020. Nico Rodríguez (Vigo, 1991) ahora estaría en Países Bajos trabajando con su pareja y sin metal. Si el tifón amenazaba en los primeros días de competición, el español tardó en llegar. La pareja del 470 masculino de vela consiguió la medalla de bronce tras hacer una buena Medal Race y cumplir con la meta que establecieron tras esa cita de Brasil.
Allí Xammar compitió junto a Joan Herp en esta misma clase en los que fueron sus primeros JJOO, pero quedaron duodécimos.
Rodríguez había cambiado en un principio su Vigo natal por Santiago donde estudió odontología. Después, se marchó a las islas Canarias para poder compaginarlo con la vela. Pero tenía otras pasiones y el deporte ya no le llenaba tanto. Trabajaba a media jornada y tenía una pareja en Países Bajos. Estaba en el Tirol aprendiendo neerlandés y recibió una llamada cuando iba a firmar el contrato más importante de su vida.
El regatista vigués, tomó una decisión importante, embarcarse en un proyecto ambicioso, pero por construir, y retrasar su incorporación al mercado laboral como odontólogo. Xammar, muy joven, necesitaba alguien que supiera controlar su energía, que le pusiera un punto de experiencia. Por eso contó, tras su primera experiencia en Rio en la que quedó duodécimo junto a Herp.
A partir de ahí, no dejaron de navegar juntos y de ganar premios. En 2018 se hicieron con la medalla de bronce en el Mundial e irían acumulando otros reconocimientos hasta conseguir la medalla de bronce en Tokio 2020 este miércoles. En el 2019 ya demostraron su pericia para competir en los campos complicados de regata de la isla de Sagami, escenario de la competición olímpica. En Enoshima ganaron la plata en el Mundial.
Mientras tanto, Xammar se descubrió ante el mundo. En octubre de 2018, Indonesia sufrió uno de los peores terremotos de la historia y el catalán estaba de vacaciones en Bali. El tsunami se llevó la vida de multitud de personas en la isla de Celebes. El hijo de Pedro Xammar, campeón de España de 250cc y hombre de confianza de Sito Pons, llenó dos maletas de botellas de agua y ropa para dar y llegó hasta la zona más castigada, donde pasó unos cuantos días ayudando a las ONG a construir refugios. Precisamente, con el campeón del mundo de motociclismo aprendió a nadar.
Después llegó la pandemia, que no paró a estos dos regatistas. En 2020 estaban a un gran nivel. Nico Rodríguez y Jordi Xammar ganaron la Copa del Mundo de Miami, en enero. Ambos aprovecharon para trabajar algunos aspectos técnicos que, en otras circunstancias, no podrían haber entrenado. No quisieron perder el tiempo. Eso se demostró con los resultados que llegaron este año: plata en el Europeo y bronce en el Mundial de Portugal.
Pero a Xammar el destino el pasado mes de mayo, cuando estaba en una de sus tradicionales estancias en Granada, salió a rodar en bicicleta para mantener sus rutinas de entrenamientos con su suegro. Para nada se esperaba lo que se iba a encontrar ahí. Elías Matute, un joven que llevaba tres días desaparecido en el barranco de Las Palomas próximo a Cenes de la Vega, donde se había despeñado. El padre de su novia llamó a los servicios de emergencias para que llegaran cuanto antes. Un médico les dijo que, hasta entonces, lo mantuvieran abrigado y despierto. Gracias a que el joven le dio su cuenta de Instagram, dio con su familia.
En el vídeo de la victoria, Xammar golpea sin parar el casco de su embarcación. Es la rabia que salió en ese momento. Las lágrimas de rabia de Río se convirtieron en emoción en Tokio. Todo el trabajo que comenzó con una llamada para convencer a Nico, que no se imaginaba más en unos Juegos Olímpicos porque iba a dejar la vela para centrarse en su carrera, ha terminado con el bronce en el podio. A Jordi l