viernes. 18.10.2024

Tristan Ikaika es un claro ejemplo del estereotipo estadounidense de que cualquiera puede emprender y convertirse en millonario sin importar su origen.

Cuando tenía solo 12 años, Tristan comenzó a robar cucharas de la cocina de sus padres para convertirlas en anillos de diseño único. Este pasatiempo se transformó en un negocio próspero cuando lanzó su primera colección en Instagram a los 19 años. Sus anillos hechos a mano se vendieron en minutos, generándole unas ganancias de 4.000 euros.

Sin embargo, el camino no fue fácil. "Mi padre tuvo un ataque cardíaco y una cirugía a corazón abierto en febrero de 2016, y unos meses después a mi madre le diagnosticaron cáncer de mama”, contó a la revista Forbes. Estas experiencias personales le cambiaron profundamente, obligándolo a valorar la vida de una manera diferente.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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A pesar de estos desafíos, Tristan aumentó su producción para cumplir con la demanda y llegó a realizar más de 200 anillos a mano para su primer gran pedido. Luego, comenzó a viajar por el mundo en busca de cucharas únicas, lo que hizo que sus productos fueran aún más auténticos y deseados. En 2021, sus ventas alcanzaron los 2,1 millones de euros.

Su éxito lo llevó al programa Shark Tank, donde obtuvo una inversión de 250.000 euros a cambio del 15% de su empresa. Con esta inversión, pagó la hipoteca de sus padres y expandió su línea de productos, añadiendo nuevas categorías y colaboraciones con otras marcas. Gracias a su talento y determinación, Tristan Ikaika ha convertido su hobby infantil en un imperio millonario.

La historia de Tristan, el joven millonario por vender anillos hechos con cucharas