sábado. 29.03.2025

A sus 9 años, Prince Wise ha vivido más que muchos adultos. Superviviente de un trasplante de corazón, este pequeño amante de la cocina tuvo una oportunidad única: crear un plato para el restaurante de un prestigioso hotel de Pittsburgh.

Su elección fue clara desde el principio: pastel de cangrejo. Y no iba a aceptar un no por respuesta.

La historia de Prince es conmovedora. A los 7 años, fue ingresado de urgencia en el hospital con miocardiopatía dilatada, una grave afección en el ventrículo izquierdo del corazón. Necesitó una cirugía inmediata, un dispositivo de asistencia cardíaca pediátrica y meses de recuperación. Su vida dependía de un donante, y la espera se alargó tres angustiosos meses.

“Todo sucedió muy rápido”, recuerda su madre, Chantell Hardin, de 30 años, en declaraciones a Today. “Nos dijeron que necesitaba una cirugía inmediata para salvar su vida. Fue la peor pesadilla imaginable”.

Finalmente, llegó un corazón compatible, y Wise superó con éxito el trasplante. Pero si algo no soportaba durante su hospitalización, era la comida del hospital.

Un pequeño gourmet con grandes aspiraciones

Prince sabe de comida. No es un niño cualquiera: reconoce cada una de las 50 especias que su madre tiene en la cocina, disfruta de los mariscos y su plan ideal es una visita a su bar de sushi favorito.

Tras aprender a comer sin sonda de alimentación, se vio obligado a sobrevivir con hamburguesas con queso y batidos de frutos rojos todos los días, ya que todo lo demás le resultaba insípido.

Durante su tratamiento, Make-A-Wish organizó un viaje a los parques temáticos de Orlando, un sueño hecho realidad. Su madre pensó que la experiencia terminaba ahí, pero un año después, la fundación les sorprendió con otra propuesta: Prince ayudaría a diseñar un plato para el restaurante del lujoso hotel Fairmont en Pittsburgh. La noticia los hizo llorar de emoción.

Un pastel de cangrejo digno de un chef

En su visita al hotel, Prince conoció al chef ejecutivo Fernando Canales, de origen mexicano. Tras familiarizarse con la cocina, se sentaron a debatir el plato que llevaría su sello.

“Me sorprendió cuando dijo: ‘Me encantan los pasteles de cangrejo’”, recuerda Canales en Today.com. “Pero cuando agregó: ‘También amo la langosta’, pensé: ‘Vaya, tiene un gusto caro’”.

Juntos discutieron cómo incorporar el cangrejo al menú, teniendo en cuenta la disponibilidad de ingredientes de temporada y el equilibrio de sabores para un restaurante de alto nivel.

Prince propuso aguacate. Perfecto, respondió Canales. Exigió también patatas fritas extra finas, como las de McDonald’s. ¿Salsa tártara? El chef se la enseñó a preparar. Así nació el Prince’s Crab Cake Sandwich, un plato que estuvo disponible en el restaurante durante varios meses para recaudar fondos para Make-A-Wish.

Como broche de oro, el hotel le regaló un delantal y un gorro de chef personalizados con su nombre.

“Lo hizo increíble”, dijo su madre, llena de orgullo. “Todo fue tan natural para él”.

Una experiencia inolvidable para un niño que, tras enfrentar la adversidad, ahora sueña con dejar su huella en la cocina.

Un niño trasplantado diseña un plato para un lujoso hotel de Pittsburgh