Un equipo de médicos en Boston realizó con éxito una novedosa cirugía fetal para tratar una rara afección cerebral conocida como malformación de la vena de Galeno.
Aunque la cirugía en el útero, realizada antes de que nazca un bebé, se ha utilizado para otras afecciones, este procedimiento guiado por ultrasonido fue uno de los primeros que se ha llevado a cabo para esta afección. Los detalles del procedimiento, que tuvo lugar en marzo, se publicaron el jueves en la revista Stroke.
La afección ocurre cuando el vaso sanguíneo que transporta la sangre del cerebro al corazón, también conocido como vena de Galeno, no se desarrolla correctamente. La malformación, conocida como VOGM, da como resultado una mayor cantidad de sangre que estresa las venas y el corazón y puede conducir a una gran variedad de problemas de salud.
Por lo general, los bebés reciben tratamiento después de nacer a través de un catéter para insertar pequeños espirales que disminuyen el flujo de sangre. Sin embargo, el tratamiento a menudo se produce demasiado tarde, según los especialistas.
Cuando se enteraron de su cuarto embarazo, Derek y Kenyatta Coleman de Baton Rouge, Louisiana, se sorprendieron y emocionaron. Kenyatta, de 36 años, y Derek, de 39, llevan casados siete años y estaban listos para recibir una nueva incorporación a su familia.
Kenyatta dijo que nada parecía particularmente extraño en este embarazo. Después de tres hijos, Kenyatta pensó en las ecografías como citas de rutina.
Los Coleman incluso se hicieron pruebas genéticas que diagnosticaron el embarazo de Kenyatta como de “bajo riesgo”, pensaban que todo iba bien.
Pero cuando Kenyatta se hizo la ecografía de las 30 semanas de embarazo, algo fue diferente. Recuerda que su médico la sentó y le dijo que estaba preocupado.
Tras varias pruebas hubo un diagnóstico: VOGM.
No obstante, los Coleman habían escuchado acerca de un ensayo clínico realizado por los hospitales Brigham and Women's y Boston Children's que podría brindar tratamiento antes de que naciera su bebé.
Kenyatta recuerda que le hablaron de los posibles riesgos (parto prematuro o hemorragia cerebral para el feto), pero los Coleman sintieron que no había otra opción para ellos. Querían intentarlo.
El 15 de marzo, exactamente un mes después de la ecografía que detectó la malformación, Kenyatta fue intervenida quirúrgicamente.
Después del procedimiento, Kenyatta perdía lentamente líquido amniótico. Dos días después, se puso de parto a las 34 semanas. El 17 de marzo nació Denver Coleman, con un peso de apenas 1.800kg.
“La escuché llorar por primera vez y simplemente, yo, ni siquiera puedo expresar con palabras cómo me sentí en ese momento”, recuerda Kenyatta.
Ahora, casi dos meses después del nacimiento de Denver, sigue prosperando y pasa la mayor parte del tiempo durmiendo y comiendo. No está tomando ningún medicamento para la insuficiencia cardíaca y su examen neurológico es normal. No hay indicios de que necesite intervenciones adicionales. Un final feliz para la bebé.