En Oleiros, es común escuchar a los vecinos saludar con un "Adios Susiño" al ver al robot por la calle. Este innovador asistente, diseñado para hacer recados como llevar la compra a casa, ha sido bien recibido, especialmente por la gente mayor del pueblo.
Alejandro Blanco Salazar y Marlin Martínez, un matrimonio de ingenieros apasionados por la tecnología y sus aplicaciones cotidianas, son los creadores de este robot. A pesar de que solo les llevó veinte días desarrollar el prototipo, lo hicieron "trabajando de día y de noche", comentan.
El robot, conocido como Suso, ya es famoso en el pueblo. Con su simpático sombrero y una cara sonriente en el frontal, Suso habla gallego, tiene una batería con 16 horas de autonomía y se recarga como cualquier dispositivo doméstico. Aunque inicialmente fue diseñado para ayudar con las compras, "tiene aplicaciones en muchos campos", explican sus creadores.
Marlin Martínez señala que vieron la oportunidad de utilizar este tipo de tecnología en Oleiros para asistir a la gente mayor con sus compras. La idea es que las personas encarguen la compra en la tienda local a través de una plataforma, y Suso se encargue de recogerla y llevarla a casa. "La acogida fue muy buena", admite la ingeniera.
El robot se desplaza a unos cinco kilómetros por hora, deteniéndose en los pasos de cebra y evitando obstáculos o peatones gracias a su sistema LiDAR de teledetección. "Es entretenido verlo", confiesa un viandante, quien se siente orgulloso del progreso de Oleiros.
Este prototipo tiene un interior térmico para conservar tanto el frío como el calor del contenido y puede cargar hasta 30 kilos, aunque sus diseñadores planean aumentar su capacidad a 70 kg. Adolfo Blanco, hermano de Alejandro y encargado del software, asegura que "todo el mundo está encantado con la idea".
Los habitantes del pueblo, especialmente los mayores, encuentran en Suso una gran ayuda. "Nosotros ya no estamos en edad de cargar con la compra", admite un vecino, agradecido por la asistencia del robot.
Alejandro y Marlin, quienes regresaron de Venezuela tras trabajar en 42 países, han elegido Oleiros para desarrollar su patente y mejorar la vida de los vecinos. "Es la prueba de que Oleiros progresa", concluye orgulloso un residente.