sábado. 23.11.2024

La historia de Helena Stefaniak es un ejemplo de cómo los lazos de hermandad pueden resistir incluso en medio de la devastación, como ella misma vivió en la Varsovia desgarrada por la guerra. Y a sus 100 años, gracias a un programa de AARP que concede deseos a personas mayores, Helena volvió a revivir ese espíritu de resiliencia una última vez.

Helena y su hermana Barbara se protegieron mutuamente de los horrores que las rodeaban durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la guerra las separó cinco años después de la invasión nazi a Polonia en 1939. En 1944, Helena fue llevada a un campo de trabajo en Alemania, mientras el destino de Barbara permaneció incierto.

Helena recuerda lo aterrador que fue estar sola durante tres años: “Me sentía completamente perdida. Durante la guerra, la mayor parte del tiempo estaba aterrorizada”.

A pesar de todo, nunca perdió la esperanza de reencontrarse con su hermana.

Después de años de sufrimiento e incertidumbre, Helena fue liberada de los campos de trabajo y decidió que no descansaría hasta encontrar a Barbara. Su búsqueda incansable finalmente las llevó a reunirse en Alemania en 1947.

Helena y su esposo comenzaron una nueva vida, mudándose a Connecticut, donde vivieron entre otros inmigrantes polacos. Las hermanas se volvieron a encontrar en Nueva Jersey en 1950, donde Barbara reside, y a lo largo de las décadas, su vínculo permaneció intacto.

Este año, sin embargo, cuando Helena se acercaba a su cumpleaños número 100 y su salud comenzaba a deteriorarse, su mayor deseo era volver a ver a su hermana.

Conmovidos por su historia, Wish of a Lifetime de AARP hizo realidad el sueño de Helena, permitiéndole viajar desde su hogar en Montana hasta Nueva Jersey para pasar tiempo con su querida Barbara.

“A nuestra edad, hay que despedirse”, dijo Barbara a GNN.

“Estaba muy, muy feliz. Sé que no la volveré a ver, y ese fue nuestro último encuentro”.

Wish of a Lifetime, fundada en 2008 por Jeremy Bloom, ha concedido más de 2,700 deseos en todo el país, con un promedio de 300 al año.

“Creemos que todos deberían envejecer con esperanza y alegría. Ayudamos a los beneficiarios a cumplir sus sueños mientras se reconectan con las personas y pasiones que más les importan”.

Helena, por su parte, está profundamente agradecida: “Gracias desde el fondo de mi corazón”.

Estas hermanas se reencontraron a los 100 años, cumpliendo el sueño de Helena