viernes. 22.11.2024

Diego, un niño de tan solo 9 años con discapacidad intelectual, tiene a sus espaldas toda una historia de superación. Un momento en el que el deporte cambió su vida. Mauro, su hermano menos, de 7 años, le acompaña y le guía en las carreras hasta la meta. En dos días los veremos en la San Silvestre. 

A su pronta edad Diego fue diagnosticado con trastorno específico del lenguaje asociado intelectual del 45%, lo que los médicos diagnosticaron en aquel momento como autismo, pero no lo era. Diego no se comunicaba, no fijaba la mirada y apenas conectaba con su alrededor. Ahora habla, lee, y hasta multiplica. Y como no, corre carreras junto a su hermano Mauro que ejerce de guía.  

Detrás de su evolución están sus padres, Susan, que compagina su trabajo en hostelería con el doble grado de Magisterio en Audición y Lenguaje, y Fran, maestro, amante del deporte y del Atleti. Que parece un dato superfluo, pero no lo es, porque él dice que a sus hijos, "como son del Atleti", no les importa tanto ganar, pero sí saben "luchar y llegar hasta el final". Por eso se enorgullece cuando Diego y Mauro celebran cada meta de cada carrera que corren, aunque a veces lleguen los últimos, como si hubieran hecho podio: "Y Diego levanta los brazos, sonríe, se muestra feliz", cuenta Fran.

Fue el padre quien se dio cuenta de lo beneficioso que era el deporte para su chico. Desde bien pequeños los dos hermanos montan en bici, nadan -el pequeño aprendió con dos años- y ahora corren. Siempre juntos. Diego empezó en 2019, cuando sus padres le apuntaron a la San Silvestre infantil de su ciudad, Alcalá de Henares. Y al terminar esa carrera el pequeño tuvo uno de los primeros momentos de gran conexión con su padre. 

"El problema era que Diego con tanta gente, el recorrido puesto con cintas... Podía desorientarse, pensar que las cintas son para pasar por debajo, o para saltarlas. Necesitaba a su lado un guía, alguien que le ayudase a llegar al final", cuenta su padre. En 2019 Mauro tenía solamente cinco años y no le admitían en la competición, así que Fran se hizo una camiseta con la leyenda Guía de superhéroe y acompañó a Diego.

"Le costó mucho, se cansa en las carreras. Pero cuando llegó a la meta mi hijo, que apenas se comunicaba, me miró y me dijo: "Papá, ¿a que lo he hecho muy bien?" Y yo me eché a llorar, de ver cómo había conectado conmigo y el esfuerzo que había hecho", se emociona Fran. 

Desde entonces Diego no ha dejado de correr. Pertenece a la Escuela Adaptada del Club Atletismo San Fernando (CASF), corre en la categoría T20 de paralímpicos. "Pero sobre todo disfruta", puntualiza el padre. Y más cuando puede correr con su hermano Mauro, de siete años, al que le da igual ganar, llegar primero o último, porque él lo que hace es correr con su hermano: le da un pequeño toque cuando se despista, sin dejar de mirarle, animándole cuando el mayor se cansa, con los brazos abiertos como si quisiera abrazarle durante la carrera. La última vez que han corrido juntos fue este pasado domingo 12 de diciembre en Alcalá de Henares.

Diego, el primer niño con discapacidad intelectual en correr la San Silvestre