Ava Cooper, una niña de 10 años, no pudo asistir al tradicional baile de padre e hija de su escuela debido a su delicado estado de salud. Sin embargo, el personal del hospital donde está ingresada decidió llevar la magia del evento hasta ella.
Ava nació en 2014 con múltiples defectos cardíacos y tuvo su primera cirugía a corazón abierto con solo seis días de vida. Recientemente, una infección sinusal se complicó, llevándola a una insuficiencia cardíaca y poniendo su vida en riesgo. Actualmente, ha pasado más de 200 días en la Cleveland Clinic Children’s Hospital en Ohio, a la espera de un trasplante de corazón.
Un baile lleno de amor y esperanza
Cada febrero, Ava esperaba con emoción el baile de padre e hija en su escuela, pero este año no pudo asistir. Para no dejar que la ocasión pasara desapercibida, el 12 de febrero, el hospital decoró una sala especial y la convirtió en un salón de baile.
Su padre, Sean, la esperaba afuera de su habitación con un ramillete en mano, listo para acompañarla al evento. Al entrar en el espacio decorado con corazones y luces, fue recibida con una emotiva ovación del personal médico, quienes han sido como una segunda familia para ella.
Junto a su padre, Ava bailó al ritmo de una lista de reproducción con sus canciones favoritas, cuidadosamente seleccionada por un terapeuta musical del hospital.
Un momento inolvidable
Para Sean, esta noche significó mucho más que un simple baile.
“Fue una experiencia inolvidable”, expresó emocionado. “No tenemos palabras para agradecer al equipo médico de Ava y a todos los que hicieron posible esta noche tan especial”.
Además, destacó lo afortunado que se siente de ser padre de una niña como Ava: “Ser un ‘girl dad’ significa inspirarme cada día para ser mejor”.
Mientras Ava sigue esperando su nuevo corazón, este gesto del hospital le regaló un momento de felicidad en medio de su batalla.